Por Kristen May

Este artículo es parte de nuestra serie de historias de Generation Wild para darle vistazo interno al trabajo que se está realizando en las comunidades de Generation Wild, directamente desde las perspectivas de las estrellas involucradas.

Kristen May es una redactora y escritora de subvenciones con la ciudad de Westminster, socio de la coalición Westy Power-PODER Generation Wild, y anteriormente fue la administradora del proyecto de los programas de Generation Sild de Westminster durante cinco años desde 2016 a 2021.  En su blog, ella se adentra en la historia de un jueves por la tarde en diciembre cuando visitó uno de los programas extraescolares del Club de la Naturaleza de Westminster, llevado a cabo en la Preparatoria Tennyson Knolls, con el objetivo de conocer a los estudiantes y los instructores, y aprender sobre dinosaurios.

Desde el momento en que llegué, noté indicios de diciembre por todas partes.  El personal llevaba collares de luces navideñas que les combinaban, y algunos de los niños tenían gorros de duendes. Como persona adulta, es fácil olvidar lo rápido que se pasa el tiempo en la escuela. Agosto parecía haber pasado sólo hace unos instantes, pero ya había transcurrido la mitad del año escolar para estos estudiantes de 4º a 8º grado que se habían unido a los instructores de Butterfly Pavilion para el club de la naturaleza.

fossilsEl tema de esta semana se trató de los dinosaurios. “Cuando sea grande voy a ser paleontóloga”, me anunció T cuando se repartieron las sopas de letras. “Ahora sólo tengo que encontrar esa (palabra) aquí”.  Permaneció embelesada con las lecciones del día, desde la sopa de letras, hasta crear su propia réplica de un fósil, y la exploración de fósiles reales con uno de los instructores del Butterfly Pavilion. Ella repitió su objetivo profesional a lo largo de la tarde, ansiosa por asimilar lo que le deparaba el futuro.

 

Los clubes de la naturaleza comenzaron en la Tennyson Knolls Elementrary (TKE, por sus siglas en inglés), ahora conocida como la Tennyson Knolls Preparatory (TKP, por sus siglas en inglés), en el otoño de 2018.  Cuando comenzó, era el único programa de este tipo en la escuela y la única oportunidad para que los alumnos se quedaran en la escuela una vez terminadas las clases, dando a los padres un par de horas extras para recoger a sus hijos después del trabajo.  Estos clubes son impartidos por el personal del Butterfly Pavilion, un zoológico de invertebrados e instalaciones de investigación en Westminster, Colorado.  Sus instructores comparten lecciones basadas en la naturaleza, hacen participar a los alumnos durante el tiempo al aire libre, y traen visitantes de su colección de animales vivos para compartir con los estudiantes. 

Ahora, en su quinto año, varios estudiantes han estado en los clubes de la naturaleza desde el kinder, lo que los convierte en verdaderos veteranos del programa.  Ellos han crecido a través de las reuniones semanales del club, aprendiendo algo nuevo cada vez.

kids looking at rocks
Participantes del club de la naturaleza examinando los fósiles de la colección del Butterfly Pavillion.

Willow, de 10 años, quien ha sido parte de los clubes desde su creación, también participó activamente en la sopa de letras con el tema de los dinosaurios. A los que terminaran primero les prometió acceso al cofre del, un contenedor misterioso lleno de premios inspirados en la ciencia.

Cuando se llegó el momento de hacer sus propias réplicas de fósiles, Willow se puso manos a la obra.  Ella se acercó a la mesa donde yo estaba sentada y miró los animales que teníamos.  “Estoy buscando algo más para añadir a la mía”, me explicó.  Para cuando terminó, su réplica de fósil era muy variada, ya que había hecho alrededor de cuatro o más huellas en su pequeño trozo de arcilla, reproduciendo el suelo de un bosque lleno de vida y luego congelado en el tiempo.  También lo había coloreado para que se pareciera a los fósiles reales, inspirándose en la exposición que había puesta sobre una mesa cercana. 

Westminster Nature Clubs
Kiana y dos estudiantes buscan en el cofre del tesoro.   

Kiana, una de las estudiantes de la preparatoria que realiza prácticas en el Club de la Naturaleza, se arrodilló para hacer su propia sopa de letras en la mesa de T y Willow, retando a los estudiantes a una carrera para ver quién terminaba primero. Kiana se graduó recientemente de la secundaria y está planeando asistir a la universidad el próximo año y estudiar educación primaria.  Ella lleva haciendo prácticas con el programa durante cinco meses y apoya el plan de estudios dirigido por los instructores del personal del Butterfly Pavilion. Los practicantes del Butterfly Pavilion interns, financiados con fondos de GOCO, forman parte integral del modelo del club de la naturaleza.

Kiana llevaba su cabello corto recogido hacia atrás, y sus amables ojos brillaban detrás de sus gafas mientras trabajaba con los estudiantes.  Tenía un aire de curiosidad mientras se encontraba arrodillada en la mesa y trabajaba junto a los niños.  Cuando le pregunté a Kiana cómo había terminado haciendo prácticas en Butterfly Pavilion, me dijo que cuando vio que ellos estaban contratando, recordó cuánto amaba ir allí cuando era pequeña.  “Me encantan los bichos y pensé que esta sería una oportunidad genial”, Kiana recuerda que cuando ella era pequeña metía bichos bolita en frascos, y ha disfrutado compartiendo esa alegría con los alumnos del club de la naturaleza.

Recientemente, el club salió para juntos buscar bichos. Kiana recuerda que todos estaban muy entusiasmados con la cacería de insectos. Aún los estudiantes que a menudo no participaban se involucraron.  Más tarde me contó que con frecuencia era ella quien no encajaba del todo en la clase, lo que influyó en la manera en la que aborda su trabajo con los clubes de la naturaleza. 

A Kiana le apasiona encontrar métodos de enseñanza que funcionen para esos alumnos.  “Pienso que con frecuencia se confunde a los niños neurodivergentes con los niños que sólo se quieren portar mal”, me dijo. “Siempre estoy probando cosas diferentes para ver qué funciona (para cada estudiante)”.

Ella ya ha comenzado a pensar sobre cómo será su salón de clases cuando sea la profesora.  Desea espacios que sean cómodos y tranquilos para los estudiantes con necesidades sensoriales, pupitres movibles que los anime a ponerse de pie y al movimiento físico durante las lecciones, y un jardín.

“Estoy sorprendida por lo mucho que terminé amando este trabajo”, compartió Kiana.  “Me siento muy feliz y realizada al final del día”.  Ella tomó una clase de educación primaria en la secundaria, pero aún no sabía que carrera quería en ese momento.  Las prácticas del club de la naturaleza la ayudaron a cambiar eso.

Los clubes de la naturaleza giran en torno a los alumnos, proporcionando un tiempo amplio al aire libre para correr y jugar, y animándolos a aprender sobre el mundo que les rodea, desde los fósiles de dinosaurios hasta los insectos de hoy en día.  Willow y T, que podrían ponerse en los zapatos de Kiana a medida que avanzan por el camino de Generation wild, son buenos recordatorios de que Generation Wild sigue a los jóvenes a lo largo de su infancia.  A medida que crecen, cada participante encuentra una nueva inspiración en la naturaleza y la comunidad.  Ellos están descubriendo que hay una gran alegría en transmitir estas lecciones y compartirlas con amigos y futuros estudiantes.